Recuerdo cuando hace años mi supermercado habitual abrió su primer espacio para productos ecológicos. Siempre me ha interesado todo lo relacionado con la alimentación responsable y pronto empecé a ser uno de los compradores habituales en ese espacio. Al principio, pocas personas pasaban por allí: lo ecológico se entendía como algo “raro” y/o prohibitivo.
En cierta manera es raro porque se pueden encontrar algunos productos insólitos procedentes de otros mercados diferentes, pero también tenemos productos básicos como leche, pasta o queso. Yo siempre que iba me llevaba una cosa nueva solo por probar. Algunas cosas me gustaban más que otras. Por ejemplo, probé un Queso Gouda BIO certificado delicioso que todavía sigo comprando de vez en cuando. Esto no quiere decir que todo lo ecológico “sepa bien”. Algunos productos, en su afán de ser naturales, llegan a ser difíciles de tolerar.
Porque es evidente que nos gustan los sabores naturales: que el queso sepa a queso y la leche a leche. Pero también es verdad que nuestra sociedad se ha ido acostumbrando demasiado a la sal, el azúcar y los potenciadores de sabor. Un buen cocido, hecho siguiendo las recetas tradicionales, no necesita ningún aditivo, pero la mayoría de platos preparados que encontramos por ahí siempre llevan ingredientes “extra”.
Con el tiempo, el espacio ecológico del supermercado ha ido creciendo hasta convertirse en una especie de pequeño mercado separado del resto. Está decorado de otra manera y tiene otra iluminación. Y por allí se pasa mucha más gente que antes. Yo sigo pudiendo encontrar mi Queso Gouda BIO certificado y sigo probando nuevos productos siempre que puedo.
Una cosa que he notado es que detrás de muchas marcas nuevas están grandes multinacionales. Es evidente que lo ecológico está de moda y todo el mundo ve una oportunidad de hacer negocio. Pero no quedaría bien que estos productos se presentaran bajo las marcas de siempre y por eso se “enmascaran” bajo nuevas etiquetas. Al fin y al cabo, todos tienen derecho a fabricar sus productos ecológicos: se trata de respetar las directrices oficiales para lograr el sello.