¿Cuál es la variedad de uva más cultivada en la D.O. Rías Baixas?

La Denominación de Origen Rías Baixas comprende miles de viticultores y más de un centenar de bodegas. La producción de vino depende aquí de variedades de uva tan selectas como la albariño, la loureira blanca, la torrontés, la treixadura o la godello. Sin embargo, solo una de ellas es protagonista en el noventa por ciento de las elaboraciones de esta zona de Galicia. Las palabras rías baixas albariño no se entienden por separado, tal es la popularidad de la variedad más cultivada en esta D.O.

La uva albariño está detrás de algunos de los vinos blancos más ilustres de la D.O. Rías Baixas. Su característico color amarillo pálido contiene ácidos que son apreciados en elaboraciones jóvenes, así como en crianzas y blancos de barrica. Su fama ha traspasado las fronteras de su comunidad autónoma y de su país, para convertirse en una bebida muy apreciada en California, Argentina o Nueva Zelanda.

Pero en la D.O. Rías Baixas también se explotan otras variedades, como la torrontés, que se emplea con éxito en vinos plurivarietales. Esta uva se distingue por sus aromas frutales y florales y una intensidad aromática fuera de lo común. Por su parte, la godello es otra uva con prestigio en esta zona vitivinícola. Los vinos que acompaña destacan, generalmente, por su color amarillento, gran cuerpo, matices frutales y buen envejecimiento en barrica.

La loudeira blanca también figura entre las uvas más cultivadas en Rías Baixas, siendo utilizada a su vez en la D.O. Ribeiro. Su abundancia de ácidos y pobreza de azúcar hacen de esta variedad una opción usual para la creación de vinos plurivarietales.

Rivaliza con ella la treixadura, uva proveniente del O Condado do Tea, que goza de un mayor equilibrio en cuanto a acidez. Sus vinos muestran un marcado sabor a manzana verde. Otra variedad muy cultivada es la caíño blanco.

Cómo impresionar a tus invitados a cenar

Cuando se invita a cenar a gente a la que se desea impresionar, los preparativos pueden durar días. Hay que elegir bien el menú, los ingredientes del mismo y la receta con la que serán cocinados. Pero no solo eso, también hay que escoger cuidadosamente los entrantes, los vinos y los postres.

A veces, con tanto preparativo, caemos en la tentación de menús exageradamente elaborados o con infinitos platos cuando para una cena, el minimalismo puede ser la opción más elegante y que mejor puede impresionar a quienes acudan.

Por ejemplo, comenzar el menú con un poco de marisco fresco gallego y un vino albariño 100% rias baixas va a ser un gran preludio que predispone a que tengan la mejor impresión de la mesa. Unos bogavantes a la plancha son ideales ya que se parten al medio antes de cocinarlos en una plancha caliente con un poco de aceite de oliva y resultan así muy fáciles de comer. Las pinzas también deben de presentares ya abiertas y listas para consumirse, evitando así situaciones embarazosas para los comensales.

Pueden colocarse en la mesa algunas salsas, aunque los verdaderos amantes de este marisco disfrutarán de su sabor intenso sin aderezos extras.

Tras este delicioso plato podemos apostar por un único plato fuerte o por dos para que haya más opciones. Un bacalao con verduras es una excelente opción para pescado. Es muy importante asegurarse de que está en su punto justo de sal. Los lomos de bacalao sobre un lecho de patata y acompañados de verduras y tomate son un plato clásico pero que triunfa si se realiza con ingredientes de primera calidad.

En cuanto a la carne, las carrilleras al vino tinto son una excelente opción. Es buena idea que haya carne y pescado, que pueden servirse a un tiempo para que la gente elija lo que prefiera y todo el mundo se vaya satisfecho. Pero si la cena es con pocos comensales y conocemos sus preferencias, puede optarse por un único plato que guste a todo el mundo y simplifique la preparación y el servicio.

En cuanto al postre, un sorbete digestivo es una excelente opción, sobre todo si es de elaboración casera. Con este menú el éxito está más que asegurado y quedarás como un anfitrión perfecto, sin tener que complicarte la vida con recetas raras que, tal vez, no gusten tanto como esperas.