La mastopexia es una técnica de cirugía estética que consiste en elevar los senos que se han descolgado. Se consigue recolocar el pecho en su lugar natural y, de paso, también se le puede dar forma en caso de que las mamas estén vacías, rellenándolas con una prótesis. O reduciendo el pecho si el tamaño es excesivo.
Se consigue así una imagen mucho más rejuvenecida del pecho y mucho más equilibrada respecto al cuerpo. Es un tipo de intervención que solicitan muchas mujeres tras la maternidad y la lactancia, cuando ven que sus pechos cambian. También es frecuente en mujeres que pierden mucho peso, ya que cuando esto sucede es frecuente que los senos se vacíen y se caigan.
Otras veces, tan solo se trata de compensar el paso de los años, especialmente en mujeres con bastante pecho, ya que en ellos actúa con más intensidad la fuerza de gravedad. Este tipo de operación tiene un gran impacto sobre la imagen de la mujer y eleva mucho su autoestima.
En los últimos años este tipo de operaciones se han vuelto más frecuentes debido a dos factores muy importantes. Por un lado, la operación tiene menos riesgo ahora. Esto es así porque es posible realizarla de manera ambulatoria, con sedaciones y con anestesias más suaves que permiten que el paciente se vaya a casa en el mismo día sin tener que pasar la noche en el hospital.
Precisamente, el pasar menos tiempo en el hospital es lo que hace que la operación sea ahora más barata, lo que también la ha hecho más popular. Las financiaciones tan sencillas a las que es posible acogerse en este momento hacen que muchas mujeres den el paso y lo que antes era una intervención solo al alcance de unas pocas, ahora es una elección al alcance de la gran mayoría.
Las cicatrices de la intervención van a depender del tipo de operación que se realice. Pero siempre van a ser las menos posibles. La reducción mamaria es la intervención que puede dejar más marcas, pero hoy se ha conseguido que estas sean tan finas y queden tan bien disimuladas que en poco tiempo curen y las cicatrices sean tan reducidas que prácticamente no se notan. En ningún caso se ven con la ropa, ni siquiera con prendas escotadas e incluso con el bikini son invisibles. Por eso, merece la pena el paso por quirófano.