Hasta hace relativamente poco, la salud mental era un tema tabú. Nadie quería reconocer que tenía un problema de este tipo y cuando existía una baja laboral, se inventaban mil razones, sin dar nunca la real. Tener una enfermedad mental era un gran estigma. Todavía sigue siéndolo para mucha gente. Pero la diferencia está en que ahora se empieza a hablar del tema y, por tanto, a normalizarlo.
La pandemia a disparado el número de problemas mentales en la gente. Los encierros, el miedo al virus, el terror a salir de casa una vez que se permitió volver a la normalidad o la sensación de soledad que sintió mucha gente hizo que quedaran heridas de esas que no se ven, pero que te cambian la vida.
Hoy, cuando un joven se queja de que siente mucha ansiedad o de que tiene depresión, no se le dice que se deje de tonterías. Los educadores o los padres le recomiendan que acuda a un psicólogo Pontevedra para que realice una primera evaluación y, en caso de que pueda ser necesario, lo remita también a un psiquiatra para que pueda tratarlo médicamente.
Sentirse entendido, acompañado y apoyado es fundamental para quién tiene un problema de este tipo, ya que parte de la sociedad sigue asociando la ansiedad o la depresión con la debilidad o incluso, en algunos casos, como una excusa para poder tener una baja larga. Pero estos diagnósticos son realizados por profesionales y tienen el mismo peso que pueda tener cualquier otro.
Si hablamos de enfermedades mentales de mayor gravedad, como las patologías de trastornos de personalidad, bipolaridad o esquizofrenias el problema se agrava. Existe un gran desconocimiento de este tipo de enfermedades que hacen que, al saber que alguien las padece, pueda ser discriminado para trabajos o incluso vean como son dados de lado por miedo.
La mayoría de estos enfermos no son peligrosos y mucho menos cuando están tratados y están siendo medicados. Pero aun así, la falta de información puede llevar a que la gente evite el contacto con estas personas, por lo que todavía hay enfermedades que se ocultan. Comenzamos, sin duda, a entender la importancia de la salud mental pero todavía queda mucho camino por recorrer hasta que estas personas puedan ver como sus enfermedades son tratadas como el resto y no sufran la discriminación de la sociedad.