La costa noroeste de España es considerada un filón turístico, por sus numerosos destinos de interés histórico, cultural y ecológico. Vigo es una de las ciudades que mejor representan esta imagen de paraíso marítimo que las agencias tanto utilizan para promocionar esta comunidad autónoma. La realidad no les quita la razón, a decir verdad.
Los viajeros en busca de un destino Vigo donde mezclarse con sus gentes y su cultura, tienen una cita obligada con Porta do Sol. Esta calle comercial, emplazada en el kilómetro cero del municipio gallego, destaca por la diversidad de comercios y boutiques que alberga. La escultura de El Sireno y la fuente del Angelote son símbolos de este pedacito de Vigo, donde también encuentra su sitio el Museo de Arte Contemporánea.
La Plaza de la Princesa, la Calle Cesteiros y las rúas Chao y Alta constituyen aquí el casco antiguo. Su antigüedad se aprecia incluso en sus ciudadanos más longevos, como el olivo del Paseo de Alfonso XII, un ejemplar con dos siglos de historia. Las ruinas de la Fortaleza de San Sebastián y el Mercado de la Piedra tampoco deben faltar en el itinerario del público visitante.
Otra de las reliquias de Vigo se sitúa en el Parque de Castrelos y acoge una magnífica colección permanente de pintura gallega. El Pazo Quiñones de León se remonta al siglo XVII, habiendo pertenecido en su origen a la familia Gago de Mendoza Oca Sarmiento y Montenegro. La casa señorial y los jardines no decepcionan.
Sin embargo, la naturaleza se entona verdaderamente en la Playa de Samil, a pocos kilómetros del centro de Vigo. Otros arenales de interés son O Vao, Santa Baia, Tombo do Gato y la Espedrigada.
El trekking también es una actividad popular en Vigo, y destinos como el Monte O Castro ayudan a entender por qué. Además de su atractivo paisajístico, dispone de enclaves como el castillo de O Castro.