Las obturaciones dentales, popularmente llamadas empastes, son un procedimiento usual para el tratamiento de la caries, una de las enfermedades orales más extendidas. Según las clínicas y dentistas Santiago de Compostela, los materiales para empastes más solicitados son la porcelana, la amalgama, la resina compuesta y el oro.
Por su durabilidad, los empastes de porcelana son ampliamente utilizados en el sector dental. Su apariencia natural y estabilidad son características apreciadas entre los odontólogos. Por otra parte, su color natural coincide con el de las piezas dentales.
A diferencia de la resina o el oro, la porcelana usada en la obturación dental se desarrolla y coloca durante el mismo día de la operación. Así ocurre también con los empastes de amalgama, que destacan además por su coste asequible y resistencia al paso del tiempo. De hecho, su tolerancia a daños y fuerzas externas está fuera de lo común.
Como desventaja, la amalgama es menos estética que la porcelana, sufriendo además una progresiva decoloración con el correr de los años. Para su colocación, es preciso remover más estructura dentaria de la recomendada, además, y el riesgo de intoxicación es uno de sus efectos secundarios.
Por su parte, los empastes de resina se distinguen por su adaptabilidad al color natural de la dentadura. Se fabrican con una mezcla de resina acrílica y vidrio, posteriormente endurecida mediante una lámpara de fotocurado, siendo una opción muy demandada entre los usuarios de clínicas dentales. Como es lógico, carecen de mercurio y otros compuestos perjudiciales para la salud oral.
Pese a su coste elevado y apariencia ostentosa, el oro es un material popular en la fabricación de empastes, y no debido al valor refugio de este preciado metal. En realidad, su vida útil puede sobrepasar las tres décadas desde el momento de su colocación, gozando de una biocompatibilidad aceptable, esto es, no ocasiona alergias ni otras reacciones fisiológicas.