Cuando un trabajador se jubila, a menudo siente una sensación agridulce. Por un lado, una cierta tristeza porque se cierra una etapa de la vida que ha sido larga y, por otro lado, la alegría del merecido descanso, tiempo libre para poder hacer lo que se desea, para viajar o para realizar toda una serie de proyectos que llevaban tiempo aparcados.
Para un empresario todo es un poco más complicado. A estas sensaciones se le une el hecho de que tiene que poner en venta de negocios que seguramente ha levantado con mucho esfuerzo. Estos negocios, que suponen el fruto de muchos años, no siempre tienen una continuidad en la figura de un hijo y, simplemente, se venden para poder ejercer de jubilado oficialmente.
Vender un negocio no es sencillo. Hay que seguir muchos pasos para poder valorarlo correctamente, ponerlo en el mercado adecuado y buscar a los compradores que puedan estar interesados y estén dispuestos a pagar en lo que vale la empresa. Entre medias, papeleos, redacción de contratos y tantas cosas que hacer que pueden superar a una persona acostumbrada al trabajo, pero no a los trámites burocráticos.
Por eso, para poder ocuparse de otras cosas y de organizar correctamente la jubilación, lo mejor es dejar la venta de la empresa en manos profesionales que se ocupen de hacerlo todo, desde el principio hasta el fin.
Un problema común en aquellos que a menudo les ha costado tanto tomar la decisión que una vez que lo hacen ya no quieren esperar más. Desean pasar página cuanto antes aunque eso suponga perder algo de dinero. Dejarlo todo en manos de asesores evitará una venta impulsiva y conseguirá un precio justo, lo cuál es muy bueno cuando uno se jubila ya que nunca se sabe cuánto dinero se podrá necesitar en un futuro.
Otra opción para quienes estén planteándose la jubilación es la de llegar a un acuerdo con una persona para prepararla para llevar el negocio cuando se decida al retiro el actual propietario. Esta persona puede comprar parte de las acciones de la empresa y comenzar a trabajar para conocer como funciona todo por dentro y aprender los trucos de la persona que quiere irse, que se retirará así poco a poco, cediendo cada vez más terreno a su nuevo socio hasta que, finalmente, se haga cargo de la totalidad de la empresa adquiriéndola poco a poco con las ganancias que vaya obteniendo de su trabajo en la misma.