Realzan la estética de viviendas y edificios, prolongan su vida útil y maximizan su seguridad: el aplacado de roca natural y artificial es una solución interesante para el revestimiento de fachadas. Estos productos se fabrican en grosores, acabados y materiales diversos, y también su horquilla de precios es amplia.
Aunque se comercializan revestimientos de caliza, granito o pizarra, los aplacados de piedra artificial decorativa a medida presentan ciertas ventajas. Su variedad de texturas y colores es mayor, y gracias a la armazón de metal inoxidable que integran, garantizan una mayor durabilidad. Estas placas, derivadas de la unión de minerales y pigmentos de óxido de hierro, pueden simular la rugosidad y otros detalles de la piedra auténtica. Se utilizan con éxito en la rehabilitación de edificios.
Sintéticas o naturales, poseen además de una resistencia notable al desgaste y la corrosión, una serie de cualidades ventajosas para el ahorro energético. Y es que los aplacados de piedra poseen dotes aislantes de la temperatura y el sonido, siendo una opción interesante a la hora de eliminar el exceso de ruido o las filtraciones de aire frío o caliente.
Las propiedades ignífugas del aplacado, además, elevan el nivel de seguridad de cualquier construcción. En caso de declararse un incendio, las llamas reconocerían en esta superficie una barrera eficaz, neutralizando su avance.
Desde un punto de vista sostenible, el aplacado de roca contribuye al aprovechamiento de recursos y a los modelos de economía circular. La razón es que, siendo una materia natural en su origen, puede ser reutilizada hasta el infinito. Incluso los aplacados sintéticos se benefician de esta característica.
Pero la instalación de estos elementos conlleva algunas desventajas. Una colocación defectuosa de las placas —que superan a veces los ocho kilogramos de peso— podría ocasionar su desprendimiento, provocando daños y lesiones a propietarios, vecinos o viandantes.