- El tipo de servicios que se ofrecen. No es lo mismo una consulta veterinaria que un hospital veterinario. Mientras que la primera está bien para cosas del día a día, como poner una vacuna o hacer una revisión rutinaria, en la segunda podrán ofrecernos un servicio integral en caso de que nuestra mascota tenga que ser intervenida, necesite hacerse pruebas o tenga que ser ingresada para tratarse. Las clínicas con quirófano y hospital suelen contar también con un servicio de urgencias si el animal se pone enfermo durante la noche o un fin de semana.
- La especialización de sus profesionales. Las grandes clínicas suelen tener personal especializado en casos concretos, como por ejemplo en mascotas exóticas o en reptiles. Incluso puede haber profesionales que se encarguen de los perros y otros de los gatos. Se trata de cubrir el más amplio abanico de casos, de manera que los clientes puedan acudir con todas sus mascotas y recibir siempre la mejor atención. Dado el gran número de gatos en los hogares, cada vez en aumento, han proliferado las clínicas especializadas en estos peludos que tienen unas enfermedades y características muy diferentes a las de un perro.
- La forma en la que se atiende a los clientes. Evidentemente, la atención al cliente es fundamental y también la atención al paciente. No se trata solo de ser amable, algo que se presupone cuando se trata con el público y con animalitos que, en muchas ocasiones, están asustados. Se trata de tener material adecuado para cualquier problema que se presente. Esto es posible contando con un buen suministrador dedicado a la Venta material profesional para veterinarios. Así, el dueño de la mascota verá que se atiende con profesionalidad y que no se improvisa cuando se trata del cuidado de su amigo.
- Los servicios adicionales. Todo lo dicho es muy importante y marca la diferencia. Pero hay detalles que también pueden tener su peso cuando se trata de elegir entre dos clínicas con características similares. Contar con pago con tarjeta, incluso con posibilidad de financiación para intervenciones caras; tener una tienda con productos básicos para el cuidado del animal y un buen asesoramiento en comida; incluso la situación de la clínica, con lugares cercanos para aparcar cómodamente o una plaza reservada en la puerta para poder bajar el transportín e ir luego a aparcar.