Tengo una relación algo tirante con los profesionales que vienen a casa para hacer arreglos o cambiar cosas. Tal vez lo haya heredado de mi madre. Recuerdo que ella siempre era bastante tiquismiquis con todo el mundo que venía a casa. Desde fontaneros a carpinteros, pasando por pintores, todos se topaban con mi madre, una guerrera siempre desconfiada. Mi madre no se fiaba ni de su sombra y a mí me pasa algo parecido.

A mí me daba hasta algo de vergüenza la forma en la que trataba a la gente. Parecía una emperatriz dando órdenes a sus súbditos. Pero la mayoría de los profesionales tenían experiencia en este tipo de trato con mujeres muy apegadas a su casa, por decirlo así, y que no se me enfade mi madre. Pero también es cierto que esta actitud le servía a mi madre para tener a los trabajadores alerta. Porque otra cosa que aprendí es a diferenciar a los buenos profesionales de los estafadores. Que también los hay.

En mi nueva casa estamos trabajando a destajo para disponer lo antes posible de todas las comodidades y mudarnos. Entre otras cosas, hemos estado mirando Ofertas calderas para la calefacción. Una vez que nos aseguramos de lo que queríamos, contactamos con una empresa que envío a una profesional a explicarnos el servicio. Y rápidamente me di cuenta que sabía lo que se hacía. 

Explicamos que queríamos una caldera con buena capacidad y de funcionamiento eficaz, sin menospreciar la seguridad. No nos importaba pagar un poco más, pero tener un producto de calidad. Le expliqué que en otras casas habíamos tenido muchos problemas con las calderas y que, por eso, estábamos un poco alerta con este tema. Él entendió rápidamente nuestro caso particular y nos especificó el tipo de Ofertas calderas que mejor se adaptaban a nuestros intereses. 

Así se comportan los buenos profesionales: escuchando y adaptando el mensaje a cada cliente, no vendiendo humo y diciendo siempre las mismas historias, independientemente de lo que quiera el cliente. Aunque si mi madre hubiera estado allí, seguro que hubiera hecho muchas más preguntas que yo…