La leche nunca me ha gustado pero eso no quita que le guste a casi todo el mundo, siempre supe que yo era un poco raro porque no me gustaba la leche. Veía que a todo el mundo le gustaba pero a mí no, no me gustaba ni tan siquiera el olor. Cuando era un niño tenía una guerra continua con mi madre para que me tomase la leche por las mañanas en el desayuno. Algo que al fin terminó cuando terminé el colegio. Una vez que empecé en el instituto ya dejó de intentar hacerme desayunar y ahí fue cuando dejé de tomar la leche por las mañanas. Con el paso del tiempo mi madre pensaba que cambiaría de idea respecto a la leche pero eso no fue así. Pero lo que sí consiguió fue que me hiciese un gran fan de otros lácteos como los yogures o el queso. Espero que si alguna vez tenga un hijo o una hija no tenga los problemas que tuvo mi madre conmigo cuando era un niño. Sé que es un poco contradictorio pero si tengo hijos les obligaré a tomar la leche como mi madre hizo conmigo porque era lo que era mejor para mí.
Hasta hace poco no me había parado a pensar que no toda la leche es de vacas en pastoreo, creía que sí pero estaba equivocado. La leche de las vacas de pastoreo es mucho mejor porque las vacas andan libres pastando por donde quieren y el sabor comparado con las leches que no son de vacas de pastoreo no tiene nada que ver, aunque yo no sepa apreciarlo. Entiendo que las vacas en las granjas son más productivas, pero la productividad no puede compararse con la calidad. Eso os lo puede decir cualquier granjero que esté en el sector.
Bueno, sea como sea, tanto si os gusta la leche o no os gusta no podemos negar que la leche es necesaria en nuestras vidas, porque ¿qué sería de nosotros si la leche no hubiese existido? Pues muchas cosas ricas que tanto nos gustan no existirían.