¿Cuáles son las medallas devocionales más comunes en la fe católica?

Las medallas devocionales desempeñan un papel significativo en la fe católica y en sus doctrinas derivadas. El diseño de estos colgantes se basa en un asunto o figura de relieve para la historia de esta religión, como San Benito de Nursia o Santa Brígida de Suecia. Una de las más populares entre los fieles es la medalla virgen milagrosa, perteneciente a las advocaciones marianas, es decir, relacionadas con los milagros y apariciones de la Virgen María.

Esta medalla, denominada formalmente como Nuestra Señora de las Gracias de la Medalla Milagrosa, tiene su origen en las manifestaciones de la Virgen María en París a Catalina Labouré, declarada santa por el Papa Pío XII.

La imagen de María se presenta en esta medalla rodeada de rayos luminosos que se proyectan desde sus manos, en alusión a los dones y gracias que asegura a sus portadores. Se acompaña de una oración que recuerda a los creyentes la capacidad de la madre de Jesús para interceder por ellos en situaciones de emergencia.

De gran antigüedad es la medalla de San Benito, principal patrono de Europa, así como de los maestros y los escolares. Contiene lógicamente la imagen de Benito de Nursia y la inscripción «vade retro satana», que otorga a su portador una mayor resistencia ante las fuerzas del mal.

Otra de las medallas devocionales más utilizadas es la consagrada a las apariciones de la Virgen que Maria-Bernarda Sobirós, pastora y santa francesa, aseguró presenciar en la Gruta de Lourdes o Massabielle. Es más conocida como la medalla de la Virgen de Lourdes. Se la considera la patrona de los enfermos, y cuenta con una festividad señalada en el calendario. 

Entre las medallas de asunto religioso y devocional más extendidas destacan las de Santa Brígida, la Virgen de Guadalupe y la Virgen de la Cabeza.

¿Por qué nos fascina el oro blanco?

El tono y el brillo del oro blanco hacen que sea el metal favorito de muchos. Tanto es así que en muchas bodas ya vemos un anillo oro blanco en lugar del clásico de oro amarillo. Pero, sin embargo, es algo que no conocemos suficientemente y sobre lo que hay muchos mitos.

Para empezar, el oro blanco nos fascina porque es diferente, es original. Y lo es porque, realmente, no existe el oro blanco. Esto es algo creado por el hombre, una aleación que se consigue mezclando el oro normal, el amarillo de siempre, con otros metales como el paladio, el níquel o incluso la plata. Se logra así ese tono tan bonito que lo hace tan deseable.

¿Quiere decir esto que es un oro de mala calidad, al ser una aleación? Ni mucho menos. De hecho, mucha gente no sabe que el oro amarillo que se utiliza en joyería no es oro puro, es también una aleación. El motivo es que el oro puro es muy blando y las piezas que se pudieran realizar no tendrían suficiente dureza. Una prueba de que la calidad no es peor es que, aunque el precio del oro blanco varía en función de los metales usados en la aleación, lo habitual es que una joya de oro blanco sea más cara que una de oro amarillo aunque el peso sea idéntico.

Mediante la aleación conseguimos la dureza y el color. Pero, ¿cómo se consigue ese brillo que hace que el oro blanco nos parezca tan hermoso? Pues, normalmente, con un baño de rodio. El rodio es un metal muy utilizado en joyería porque tiene un brillo muy atractivo y es muy resistente. Pero, además, no produce alergias por lo que al tener este recubrimiento, se evita que la joya pueda causar reacción en la piel debido a los metales que se han usado para la aleación. Estaremos así ante joyas mucho más seguras y que pueden usar todos.

Algunas joyas de plata se bañan también en rodio y puede ser complicado diferenciarlas de las de oro blanco, al menos cuando están nuevas. Pero en cualquier joyería pueden comprobar fácilmente si se trata de uno o de otra con una pequeña prueba. Con el paso del tiempo, la plata tiende a oscurecerse y pierde brillo mientras que el oro blanco se mantiene exactamente igual siempre, lo que es otro punto a su favor.

¿Cuáles son los materiales más usados en relojería?

La industria relojera se sirve de distintos materiales para hacer realidad sus diseños y otorgarles cualidades únicas. Y es que las prestaciones del carbono, el titanio o el acero inoxidable son incomparables a las del oro, uno de los metales más utilizados en la alta relojería.

Representativo es el caso de los rolex de oro. La firma suiza ha convertido este preciado metal en parte de su identidad comercial. Más allá de sus propiedades estéticas, destaca por su maleabilidad, resistencia a la oxidación y valor agregado.

Pero además, el catálogo de Rolex ha innovado en el uso del oro amarillo, blanco y Everose de dieciocho quilates, de modo que su brillo es más intenso que el de otros fabricantes.

Otro de los materiales estrella de esta industria es el platino. Se trabaja desde fines del siglo XIX, principalmente en hebillas, carátulas, cajas y otros elementos. Las marcas de alto standing, como Rolex o Patek Philippe, emplean el platino por una cualidad que en otros contextos sería contraproducente: el peso —además del valor, pues este metal es mucho más escaso que el oro.

Más práctico y común es el acero inoxidable, presente en unidades de gama alta y baja. Esta aleación de hierro, cromo y carbono sobresale por su gran resistencia a la corrosión. En relojería sus variantes más codiciadas son la familia de aceros 904L, destacando el Oystersteel.

De creación más reciente es el carbono, una de las últimas incorporaciones al sector, fabricado con fibras de carbono. Como beneficios, pueden citarse una ligereza cercana al plástico, una gran resistencia a tensiones e impactos y la estética vanguardista, siempre importante.

El titanio, en cambio, comparte muchas de las características del acero inoxidable, siendo extremadamente ligero y ofreciendo una mayor capacidad para soportar la oxidación. Por otra parte, nuevas aleaciones como el zalium, el AG5 o el ceratanium ha visto la luz en fecha reciente y prometen revolucionar la relojería.

Gemelos de lujo: ¿cuáles son las marcas líderes de este mercado?

El segmento de los gemelos de lujo destaca por su variedad de marcas y diseños. Estas joyas siguen recibiendo una demanda elevada por su popularidad en ceremonias nupciales, acontecimientos sociales y otros eventos de importancia.

En el catálogo de Joyas Antora Vigo, los gemelos disfrutan de especial popularidad entre los seguidores de la marca siciliana, que ha dotado a sus propuestas de diseño de una gran sofisticación y elegancia. Fundada en 2001 por Antonio Rapisarda, esta firma elabora sus piezas artesanalmente, de acuerdo con los usos tradicionales de la joyería clásica.

Tiffany & Co. no necesita carta de presentación, pero en lo que respecta a los gemelos, son muchos los consumidores desconocen su cartera de productos, desarrollados en algunos casos por diseñadores de prestigio, como Elsa Peretti. La marca fundada por Charles Lewis Tiffany emplea materiales y técnica de vanguardia en la elaboración de sus gemelos, de precios no tan inalcanzables como pueda pensarse.

De menor fama que la anterior, Deakin & Francis es otra de las firmas líderes de este mercado y la más longeva con diferencia. Las piedras preciosas, los metales nobles y los esmaltes caracterizan su colección de gemelos, diseñados con soluciones ingeniosas, de la mano de reputados maestros artesanos. Si hablamos de la marca de gemelos con mayor solera de Inglaterra, Deakin & Francis es el nombre que viene a las mentes entendidas.

Asimismo, Cartier ha sabido distinguirse en este segmento, con gemelos de corte mayormente clásico, sin que la modernidad ni el experimentalismo estén del todo ausentes. La plata y el oro blanco dominan sus colecciones e invitan a sus clientes a distinguirse y a subrayar su masculinidad.

Bulgari también encabeza los rankings de marcas joyeras que lideran las ventas de gemelos en el mundo. La exquisita factura de sus creaciones, sumada al empleo de piedras y materiales selectos, ayuda a entender el éxito de la firma creada por Sotirio Bulgari.

¿Cuál es el origen de los anillos de compromiso?

Hay diferentes teorías sobre cuál puede ser el origen de los anillos de compromiso. Pero sabemos que ya en la prehistoria el hombre utilizaba anillos. Antes de conocer incluso los metales, los hacían con plantas trenzadas. Una vez que se comenzaron a utilizar los metales preciosos, los anillos fueron también un símbolo de estatus o poder. Algunos anillos estaban reservados para diferentes estamentos, sobre todo para estamentos religiosos y tenían significados muy diversos.

Se dice que ya en el antiguo Egipto se utilizaban anillos como regalos que se intercambiaban antes del matrimonio. Cuando los padres del novio iban a casa de la novia para sellar el compromiso, se llevaban a cabo acuerdos de carácter económico y el novio o su familia le daban a la novia un anillo como símbolo de confianza en el cumplimiento de estos pactos. Evidentemente, esto solo ocurría en las clases altas, pero, tal vez por imitación, las clases bajas también comenzaron a intercambiar anillos, estos de escaso valor material, incluso realizados con vegetales.

En el Imperio Romano los novios se regalaban anillos de hierro que simbolizaban al dios Saturno y expresaban la dureza y durabilidad de la pareja. Realmente, el novio regalaba dos anillos, el primero a los padres de su futura mujer, como símbolo del compromiso entre las familias. El segundo, a la novia. Ya en el siglo II antes de Cristo hay escritos y pruebas de que algunos de estos anillos eran de oro.

Los anillos de compromiso tal como los entendemos hoy en día nacen en el 1215 cuando el Papa Inocencio III establece que entre la pedida de matrimonio y la celebración del mismo debe de pasar un tiempo, un periodo de prueba por así decirlo. Y que para que todo el mundo sepa que la mujer ya no acepta peticiones, sino que está comprometida, se establece la costumbre del anillo de pedida de modo que con un simple vistazo cualquiera pueda percatarse de esto y no crear una situación incómoda.

Como se puede ver, a lo largo del tiempo las costumbres pueden haber variado, pero la importancia del anillo sigue ahí. Por tanto, si quieres pedir matrimonio a esa persona especial, no te vas a librar de buscar una joyería con los mejores anillos vigo para comprar algo que realmente esté a su altura y que sea un bonito sello para vuestro amor.