La ortodoncia ha evolucionado drásticamente en las últimas décadas, con soluciones que comprenden las férulas transparentes, los brackets metálicos o los de tipo lingual. En concreto, la ortodoncia lingual está ganando enteros por sus beneficios para la salud y bienestar bucal. Es por ello que, al contratar cualquier seguro dental para ortodoncia, este tratamiento figure habitualmente entre los servicios cubiertos.
Desarrollada en la década de los setenta, la ortodoncia lingual es una técnica consistente en situar los brackets en la cara interna de las piezas dentales. Inapreciables a simple vista, sus alambres y elementos metálicos logran el efecto de la ortodoncia Invisalign, sin un coste tan elevado. Se trata de un procedimiento indicado para pacientes con mordida cruzada y abierta, diastema, dientes torcidos o desalineados o apiñamiento dental, entre otras irregularidades en la dentadura.
A diferencia del resto de aparatología dental, la ortodoncia lingual disminuye los cortes y rozaduras en el labio. Estos tienden a producirse como resultado de movimientos bruscos o de golpes accidentales. En ocasiones es necesario incluso utilizar cera dental para proteger las mucosas durante el tratamiento. Sin embargo, esta medida no es necesaria con el uso de brackets linguales.
Este tratamiento también es adecuado para prevenir las antiestéticas decoloraciones en los dientes, que surgen por una higiene deficiente. Mantener los hábitos de limpieza bucal es difícil para las personas con brackets tradicionales. La ortodoncia lingual, en cambio, favorece la salivación y entorpece menos el cepillado y el uso del hilo dental.
Los expertos en odontología reconocen que los brackets linguales son más eficientes en labor correctora, superando al resto de férulas dentales. En cuanto a su adaptabilidad, esta solución se ajusta al interior de incisivos, caninos y molares. Cierto es que, durante los primeros días, el paciente experimenta molestias, pero las mismas remiten al cabo de dos o tres semanas.