La casera que leía periódicos de economía

Se cumplía un año de nuestro contrato de alquiler y recibimos una llamada de la casera. No es lo habitual que llame, suele informar por WhatsApp, así que nos extrañamos. La chica nos caía bien, no parecía la típica casera que pelea por la última peseta, como hacen la mayoría, o al menos esa es la experiencia que he tenido hasta ahora con 5 ó 6 arrendadores.

Se supone que nos llamaba para una pequeña reforma piso. Cuando entramos en esta casa, nos dijo que tenía intención de cambiar la placa de la cocina, que era de gas, por una cocina de inducción, más moderna y ahorrativa. A nosotros nos pareció bien, aunque le dijimos que tampoco nos corría prisa: no queríamos tener obra en casa, aunque fuese pequeña, nada más entrar en ella.

Así que la cosa se fue dejando hasta que pasó un año. Cuando le cogí el teléfono esperaba que me  comentase algo de la cocina que ya tocaba. Y, efectivamente, me dijo que había estado mirando placas y que ya tenía más o menos decidido lo que iba a poner, que estaba muy bien, etc. Le pregunté, para estar preparados, que para cuándo calculaba que sería la reforma piso, pero echó balones fuera, como se suele decir.

Y cuando ya iba a colgar, dijo: “un momento, quería comentaros otra cosa, si tienes un segundo”. Aquello no sonó nada bien, pero no tenía idea de por dónde iban los tiros, así que escuché: “mira es que me he estado informando. Me gusta mucho estar al día, leo mucho periódicos de economía y he visto que en la zona en la que tengo este piso, el vuestro, se están revalorizando mucho las viviendas…”. Y entonces ya supe la bomba que quería soltar. No me hizo falta seguir escuchándola para saber que nos quería subir el precio del alquiler… ¡solo un año después de firmar el contrato!

Mientras yo enrojecía de cólera, traté de controlar mis nervios y decirle a todo que sí. Necesitaba confirmar el dato con el contrato delante… que no había vuelto a leer desde que lo firmamos. Y efectivamente, según ponía el contrato, no se podía alterar el alquiler hasta que no pasaran dos años más… ¡Lista!