Viajar para crecer 

Desde que nació nuestra hija todo ha sido diferente, también los viajes. Viajar ha sido la gran pasión que me ha unido con mi pareja, porque en otros muchos ámbitos somos bastante diferentes. Creo que enriquece mucho estar con una persona diferente a ti mismo… pero sin pasarse, que al menos se tengan algunos puntos en común, que en nuestro caso es principalmente nuestra afición por viajar.

Así es que cuando nació nuestra hija se nos planteó un reto nuevo: como seguir viajando con una niña pequeña. No obstante, a pesar de nuestra afición, nos costó bastante empezar a hacer viajes ‘serios’ con la niña. No acabábamos de integrar el ritmo que nosotros solemos dar a los viajes con la atención que merece una niña pequeña. Por eso, nos quedamos con viajes un poco menos ambiciosos.

¡Y lo que lo estamos disfrutando! Lo último ha sido comprar billetes cies para visitar las islas en unas semanas. Este nuevo estilo de viaje que algunos llaman ‘slow travel’ no es una nueva invención. En realidad, antes de que los medios de transporte y la era digital lo acelerase todo no había otra manera de viajar más que lenta. Y aunque al principio nos costó bajar revoluciones por nuestro estilo anterior, nosotros también hemos ralentizado nuestros viajes

Y así es como estamos planteando nuestros viajes últimamente, como una forma de viajar para crecer, para que la niña crezca, vea mundo y se vaya curtiendo y también para que nosotros crezcamos y dejemos algunas costumbres un tanto negativas atrás. 

Después de comprar billetes cíes estamos pensando en el viaje: se presenta como una extraordinaria oportunidad para seguir por este camino. Estaremos en un camping, nada de hoteles (porque no los hay, por otro lado) y creemos que vamos a estar muy bien. Ya probamos en el pasado con el camping y nos gustó mucho la experiencia, aunque hay que ponerle ganas. Pero lo más importante cuando viajas con un niño pequeño, en nuestra opinión, es no tener prisa, porque los niños no tienen ninguna prisa… solo por llegar al destino, ahí sí: “papá, hemos llegado ya”.